El tratamiento de los residuos es uno
de los aspectos que, cada vez más, preocupa a profesionales del
sector primario, obra pública y talleres agrícolas. Las nuevas
normativas, las clasificaciones de residuos, el protocolo de
actuaciones y las duras sanciones que cada vez más se imponen,
obligan a una revisión contante en la forma de trabajar para
cumplir la legislación vigente, que en este campo es cada vez más
estricta. Por este motivo, en este blog iniciamos una serie de
escritos para dar a conocer mejor qué hacer con los residuos.
Recogida de aceites y grasas usados para el sector agrícola. |
Lo primero que hay que conocer de los
residuos son los tipos y clasificaciones que hay. Según la actual
legislación se informa que los residuos, de materia orgánica o
inorgánica, pueden ser englobados en seis categorías distintas:
1.- Residuos peligrosos: Son
aquellos que contienen en su composición una o varias sustancias que
les confieren características peligrosas y representan un riesgo
para la salud humana, los recursos naturales o el medio ambiente. En
este apartado también se consideran como tales los recipientes y
envases que hayan contenido estas sustancias.
2.- Residuos industriales no
peligrosos: Se trata de los residuos procedentes de la acción
industrial y comercial que no suponen peligro. Estos residuos pueden
subdividirse en dos. Los Valorizables, es decir los que pueden
tener un valor posterior y pueden ser reutilizados o reciclados
(chatarra, plásticos, pales de madera, etc...) y los No
valorizables, que son el resto.
3.- Residuos neumáticos: Se
trata de ruedas y neumáticos de vehículos que, por sus
características y posibilidad de inflamación, tienen un tratamiento
especial como residuo no peligroso.
4.- Residuos de Construcción y
demolición: Consiste en todos los residuos no peligrosos que se
generan en las obras de construcción y demolición. Se trata de
residuos, básicamente inertes, constituidos por tierras y áridos
mezclados, piedras, restos de hormigón, restos de pavimentos
asfálticos, materiales refractarios, ladrillos, cristal, plásticos,
yesos, ferrallas, maderas y, en general,
todos los desechos que se producen por
el movimiento de tierras y construcción de edificaciones.
5.- Residuos urbanos: Son los
generados en los domicilios particulares, comercios, oficinas y
servicios, como todos aquellos que no tengan la calificación de
peligrosos. Se cuentan en estos los procedentes de la limpieza de
vías publicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas. Así como
de animales domésticos muertos, muebles, enseres y vehículos
abandonados
6.- Residuos biodegradables: Sustancias residuales que se descomponen o desintegran con relativa rapidez de forma natural y por organismos vivientes como bacterias, hongos, gusanos e insectos)
Pero esta no es la única división que hay de residuos. Según las diferentes legislaciones se dividen también por procedencia (agrícola, forestal, industrial, sanitario etc), por su peligrosidad o por su capacidad de reciclaje, previsión y transformación.
Si nos fijamos en los residuos agrícolas, es decir los que proceden de las explotaciones agrarias y ganaderas, vemos que pueden ser de varios tipos según su naturaleza. Por un lado están los vertidos naturales (restos de talas y cosechas como paja y leña). Este tipo de residuos antiguamente eran aprovechados por los propios agricultores o leñadores para alimentar al ganado, darles más comodidades en el establo o generar y mantener fuego en el hogar.
Actualmente no se aprovechan ya que para la alimentación de los animales se opta por preparados energéticos, pocos hogares quedan con chimenea y sin corriente eléctrica y las propias normativas higiénicas impiden que pueda introducirse restos de cultivos sin analizar en los establos.
Algunos de este tipo de residuos naturales en el campo son considerados como peligrosos para el medio ambiente y son muy vigilados por las autoridades. El más famoso es el caso de los purines o defecaciones de los animales que se vigila con especial celo incluso por los propios vecinos y que tiene grandes sanciones si no se controlan bien, incluso en las cantidades y forma de almacenamiento.
En la producción agrícola también se encuentran residuos químicos e inorgánicos que son necesarios controlar y vigilas. Los productos químicos para el cuidados de las explotaciones, especialmente los abonos químicos o productos fitosanitarios, los plásticos o aceites y grasas utilizadas para el funcionamiento de máquinas y vehículos, pueden ser algunos de los ejemplos.
Sobre estos residuos hay diferentes formas de actuar, programas y protocolos que se han de realizar para facilitar su reciclaje, reutilización o su vertido. (Este será el tema del segundo bloque).
6.- Residuos biodegradables: Sustancias residuales que se descomponen o desintegran con relativa rapidez de forma natural y por organismos vivientes como bacterias, hongos, gusanos e insectos)
Pero esta no es la única división que hay de residuos. Según las diferentes legislaciones se dividen también por procedencia (agrícola, forestal, industrial, sanitario etc), por su peligrosidad o por su capacidad de reciclaje, previsión y transformación.
Si nos fijamos en los residuos agrícolas, es decir los que proceden de las explotaciones agrarias y ganaderas, vemos que pueden ser de varios tipos según su naturaleza. Por un lado están los vertidos naturales (restos de talas y cosechas como paja y leña). Este tipo de residuos antiguamente eran aprovechados por los propios agricultores o leñadores para alimentar al ganado, darles más comodidades en el establo o generar y mantener fuego en el hogar.
Actualmente no se aprovechan ya que para la alimentación de los animales se opta por preparados energéticos, pocos hogares quedan con chimenea y sin corriente eléctrica y las propias normativas higiénicas impiden que pueda introducirse restos de cultivos sin analizar en los establos.
Algunos de este tipo de residuos naturales en el campo son considerados como peligrosos para el medio ambiente y son muy vigilados por las autoridades. El más famoso es el caso de los purines o defecaciones de los animales que se vigila con especial celo incluso por los propios vecinos y que tiene grandes sanciones si no se controlan bien, incluso en las cantidades y forma de almacenamiento.
En la producción agrícola también se encuentran residuos químicos e inorgánicos que son necesarios controlar y vigilas. Los productos químicos para el cuidados de las explotaciones, especialmente los abonos químicos o productos fitosanitarios, los plásticos o aceites y grasas utilizadas para el funcionamiento de máquinas y vehículos, pueden ser algunos de los ejemplos.
Sobre estos residuos hay diferentes formas de actuar, programas y protocolos que se han de realizar para facilitar su reciclaje, reutilización o su vertido. (Este será el tema del segundo bloque).
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