Después de las definiciones de los
tipos de residuos del anterior blog vamos a centrarnos en los que más
importan a los profesionales agrícolas. Los residuos naturales, los
propios de la explotación agrícola, los fito-sanitarios y los
habituales de toda labor profesional.
Empezar por los residuos naturales u
orgánicos en el sector agrícola es hacerlo de muchos productos
variados. Desde los purines hasta los desechos de poda pueden ser
considerados como tales y en muchos casos tienen diferentes destinos
y usos. Por norma no son considerados como vertidos y son muy
propensos a su reaprovechamiento.
Antiguamente muchos de estos residuos
naturales se reutilizaban en beneficio de próximas cosechas. Tal es
el caso de la paja, restos de labores de poda o los excrementos del
ganado que se utilizaban para dar de comer a los animales de
labranza, para calentar casas y como abono de campos. En la
actualidad este tipo de salidas se han disminuido, ya que casi ha
desaparecido la utilización de animales en las labores agrícolas y
las explotaciones ganaderas utilizan piensos compuestos para
alimentar a sus ganados. La utilización de los excrementos para la
fabricación de gas metano por procesos de fermentación, es
una nueva alternativa para las explotaciones.
Pero son muchos los residuos propios de
la labor agraria que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente
y que necesitan de un protocolo de actuaciones.
Entre los residuos inorgánicos y que
necesitan atención se encuentran plásticos, lubricantes, y residuos
peligrosos como productos fitosanitarios o residuos de
lubricantes usados.
Según la legislación vigente, son los
productores los que tienen la obligación de asegurar que su labor no
afecte al medio ambiente. Según la CEE siempre que se utilicen
productos peligrosos es necesario que estos estén totalmente
identificados, se utilicen en zonas preparadas y se especifique
claramente su contenido. Además en algunos casos han de tener
control de uso y de retirada.
Para su identificación se han
establecido una serie de pictoramas, que deben colocarse en los
bidones, envases o contenedores en los que se encuentran estos
productos.
Las sanciones o multas por no utilizar
correctamente los denominados productos peligrosos pueden ser muy
altas. En algunos casos se incluye prisión y el pago de hasta el
triple de lo que puede haber supuesto las pérdidas económicas de
las zonas afectadas.
Ahora analizaremos los principales
productos peligrosos que pueden utilizar los profesionales agrarios
en sus labores cotidianas y que se centran en aceites, combustible y
productos fitosanitarios.
Aceites
En el caso de los aceites que se
utilizan para maquinarias y vehículos, deben de guardarse en lugares
apropiados tanto antes de usarse como después. En este caso puede
hacerse en contenedores o bidones apropiados, siempre que no tengan
fugas.
La retirada de los aceites usados ha de
hacerse a través de un Sistema Integrado de Gestión (SIG). En
España el más habitual y el que proponen los principales
fabricantes de combustibles es SIGAUS. A la hora de comprar el
aceite, se paga un canon al Sistema Integrado de Gestión, que
permite la retirada gratuita del mismo y que reaprovecha para otros
usos. La retirada debe ser solicitada por los profesionales o un
gestor autorizado.
Combustible
La necesidad de utilizar maquinaria
para las labores agrarias supone también la adquisición de
combustible. En este caso, lo más utilizado es el diésel. Aunque
lógicamente, el combustible se consume, si hay que tener en cuenta
que el transporte en depósitos está muy regulado y vigilado. Los
tanques para albergar diésel o los depósitos GRG para llevarlo
hasta las máquinas y tractores han de contar con las revisiones
oportunas. Así mismo se ha de registrar la compra del carburante y
su documento de transporte. Las sanciones por no cumplir las normas
son muy altas.
En el próximo post analizaremos los
residuos de productos fitosanitarios.
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